Primer ascenso al Cuerno Central del Paine 1968 – La historia del guía ACGM Gastón Oyarzun.

CUERNO CENTRAL DEL PAINE.

En el verano de 1968 la Rama de Andinismo de la Universidad de Chile realizó una Expedición a desarrollarse en la Cordillera del Paine, Patagonia. El objetivo elegido fue el hasta ese tiempo la cumbre invicta del Cuerno Central. Sin duda una de las montañas más fotografiadas de Chile junto al Volcán Osorno y el volcán Parinacota.

La Expedición liderada por el profesor Eduardo García, que siempre buscando objetivos nuevos que intentar, y sumado esto a su valiosa y amplia experiencia en estas latitudes junto a expediciones británicas dirigidas por Eric Shipton, no brindó una amplia gama de seguridad y aprendizajes. Los otros miembros del grupo fueron Osvaldo Latorre y Raúl Anabalón.

Esta fue mi segunda vivencia en los Andes de la Patagonia, el año 66 habíamos escalado en primera ascensión el Cerro Castillo en Aysén.

Llegamos a instalar nuestro campo de base a la entrada del valle del Francés, en un punto que actualmente se conoce como Campo Italiano, ya que en ese mismo verano una fuerte Expedición italiana se encontraba allí intentando la primera al Escudo. Más al interior del valle, un grupo de británicos terminaba su expedición al Cerro Fortaleza logrando la cumbre en los días finales de Enero.

Una vez reconocido el lugar equipamos con cuerdas fijas toda la zona inferior de la montaña constituida de una excelente roca granítica y establecimos un vivac con algunos materiales de escalada y comida para los días posteriores.

Imaginamos una vía rápida diferente a los intentos previos, esta vez rodeando el torreón final totalmente para intentar el ascenso por su cara noroeste. Creo esta fue la clave del éxito.

Después de muchas horas de escalada con algunos pasos de gran dificultad, y con una vista majestuosa hacia las Torres, alcanzamos finalmente la cima. La parte final, una verdadera aguja rocosa en la cual dejamos como testimonio un pitón de roca y algo escrito en un trozo de papel. La hora había avanzado rápidamente y la oscuridad llego en los primeros rapeles de bajada. Aun no existían las linternas frontales.   Organizamos un vivac rápido en una pequeña terraza con sitio solo para 2, de esta manera nos turnamos el lugar en una de mis primeras mas largas y frías noche de montaña. En cuanto amanece continuamos el descenso y ahora en medio de un fuerte temporal de viento y nieve. Llegamos por la noche al campo de base. Los italianos también habían conquistado el Escudo el mismo día. Esa noche celebramos a lo grande…

Gastón Oyarzun.